que se rompió al tocarlo.
Una visión desolada
de la lluvia imprecisa tornándose
en tormenta.
Una sonrisa blanca, franca y atrevida…
Una auténtica desconocida
cabalgando detrás
de las entusiasmadas horas.
¡Oh Cid! ¡Que preciosa ciudad
en la retina!
Sobria. Los salmos en la roca
susurran tu Historia castellana.
Una mujer a solas contempla
las hojas desde la ventana.
Mientras, el reloj se suspende
sin detener el pulso,
despedazando el silencio de la madrugada.
Un frasquito de tiempo
que se rompió al tocarlo.
Un día gris
y una sonrisa blanca.
y una sonrisa blanca.