26 diciembre 2011

La última campanada



Se acerca con la ferocidad de la temida prosa, impetuosa y henchida de sí misma. 
Se regodea saboreando los segundos que dormitan en mi amada poesía.
Momentos rotos. Decadencia.

Impúdica me deja su maestría, ha logrado que mi reloj sucumba al eufemismo ahora camarada. Acreciendo con él mi mordacidad, al compás de sus agujas.

El péndulo de la realidad ha desterrado de mi horizonte las verdades absolutas, prejuicios indolentes que degüellan la libertad a hurtadillas, eliminando toda posibilidad de éxito de aquello que podría haber sido.

Este invierno partirá con la sensación de saberse distinta, cicatrizando heridas. Dosificando con humildad la emoción del deber cumplido y la satisfacción de haberse mostrado leal conmigo.

Se despide de mí sin prisas. Se disipa apurando las horas en el umbral del verso libre. Se detiene para contemplar mis errores, sin juzgar los matices.

Su instinto voraz me deleita con un cóctel exquisito de palabras honestas. Seductora pretende jugar con la ironía. Sabe que un año más, ineludiblemente, me dirá adiós llenándome de besos, arrancando de mis entrañas la más franca y auténtica de las sonrisas. Cómplice de todo lo acontecido.

Me ha nombrado heredera de su memoria. Sombra recuperada que muestra las garras… No en vano pasa el tiempo.

Expirado el día recibiré sus legados.

Un castillo de silencios bendecidos, una muralla de incomprensión y un cajón repleto de luchas eternas. A cambio le doné en vida un libro de pretextos y miedos que sobraba.

Expirado el año recibiré sus regalos, el brío de los dioses y la certeza de sentirme valiente. Aunque continúe equivocada.

Cuando lleguen las doce levantaré mi copa de sentimientos, ofreciendo a los sueños la oportunidad de florecer en la plenitud inexorable del tiempo.




26 del 12 de 2011.

07 diciembre 2011

Equilibrio



Y me lastima…

Incierta, esquiva, maldita
en la dulzura de su temperamento.
En ese rugir de olas incesantes
atropelladas en un sin vivir de espinas.
Me lastima lacerada en los acordes
de su tango bailado con prisas.

Y quiero entender pero no acierto,
y sucumbo a la sin razón de sus pliegues furtivos, 
y perezco una vez más
devorada por sus dudas. 

Y no sangra...
¡Malditas las heridas 
que no sangran! . Su piel no es más 
que un reflejo en el espejo.
Un devenir constante hacia el infierno
para luego regresar al paraíso.

Y no hay bondad en el silencio
de volver sobre los pasos infinitos
del tiempo.


03 diciembre 2011

La capitana



 A barlovento navega…
ha quemado las enaguas
lleva consigo un fusil
con punta de filigranas.

La pasión, la valentía...
y una camisita blanca,
una rosa con espinas,
un talabarte en el pecho
marca  su piel lastimada.


¡Capitana! ¡Capitana!

¡No retranquees la guardia!

¡Ya están listas las estrofas,
la timonel está en proa
y va a empezar  la batalla!


- ¡Todo a estribor marinera!
¡Que avance firme mi escuadra! -


¡Capitana, capitana!
¡Te flanquean los piratas!


- ¡Hay que luchar con honor!
¡Que muera en pie mi fragata! -


Y no le tiembla la voz…
lo que zozobra es el alma. 



26 noviembre 2011

Una estación de tren ignorada


Un frasquito de tiempo
que se rompió al tocarlo.

Una visión desolada
de la lluvia imprecisa tornándose
en tormenta.

Una sonrisa blanca, franca y atrevida…

Una auténtica desconocida 
cabalgando detrás
de las entusiasmadas horas.

¡Oh Cid! ¡Que preciosa ciudad
en la retina!
Sobria.  Los salmos en la roca 
susurran tu Historia castellana.

Una mujer a solas contempla
las hojas desde la ventana.
Mientras,  el  reloj se suspende
sin detener el pulso,
despedazando el silencio de la madrugada.

Un frasquito de tiempo
que se rompió al tocarlo.

Un día gris
y una sonrisa blanca.


24 noviembre 2011

Daphne

La verdad es eterna cuando deja de serlo
y Diógenes lo sabía.

No encontré ninguno.

Debajo del acero, en la ceniza
del volcán manipulado por Mefistófeles,
allí quizás bajo las sombras.

Pero... no,  no encontré ninguno.

Declinada ingenuidad
mezcla de humanidad divina 
abrazada al fondo de las Náyades...




13 noviembre 2011

Otoño



Desbocada
la palabra se abre paso
cabalgando con ritmos apasionados
de Otoño. Nace libre
para morir esclava de mis deseos.
De mi pretensión eterna de imposible.


Poderosa.
Cortesana y mendiga
la palabra ha  construido un puente
sobre mi atrevimiento.  La madurez
ha doblegado el estilo
con maestría y respeto. ¡Mucho más del que
merece derramarse!.

Imprevista
la palabra esconde la ironía mordaz
de mis pliegues
sucumbiendo al absurdo
de los días ausentes.




01 noviembre 2011

En castellano



Las yemas de mis dedos
han parido verbos forzados a morir 
en el precipicio.

Fragmentos de papel idealizado,
compañeros, tropezando en un punto y aparte.

Inusitadamente cobarde mi diccionario protege,
tutela realidades amordazadas.
Se revela por ello hoy contra mí 
mi tintero, y mi pluma orgullosa,
andaluza y libertaria.
 
Ni muda. Ni sorda.  Ni muerta.

Río abajo descalzas aguas transparentes
cristalizan los latidos braceando como nunca
en confusas corrientes.               

Cuando la agitada mar resurge
las palabras no son suficientes,
la fuerza, reconquistada,
se me tornó insuficiente.