15 octubre 2011

Entre dos


No acierto a mirarte.
Hoy quiero delirar. Fingir
que dibujas con tus dedos una flor
en mis  hombros desnudos.

Quiero derretir los males de esa insensible ciudad
donde resistes un  instante diferente.
La pasión se derrite
y se ha empapado  de sangre.

La sangre duele, punza porque es nuestra.

No acierto a encontrarte.
Mi amada, entre rosas y espinas.

Te extraño. Persistente en la angustia.
Traspasando el horizonte al compás de los miedos.
Tus miedos de esta noche.

Tu tez se difumina en el azar,
tu espalda  es un mar de sensaciones distantes.

No acierto a tenerte.
Etérea  franqueaste mis muros.
Sutil  te condensaste en la piel.
Cariño fundido en lunas de promesas
de amor en Salamanca.
No inteligentes.
Todos los años la misma cita
conmigo a solas. Me sentencio y me condeno.

No acierto a olvidarte.
Mi musa de esta noche. Mi dueña…

Mi  yo en otro espejo.

Ansío  enamorarte.
Gozar en tus comisuras,
complacerte en tus ángulos. Transigirte
en los desertados extremos.

La vida hoy nos regaló su reverso.

No acierto a ayudarte.



A trozos




Desde donde estaba hermano
no vislumbraba esperanza.
Veía montañas,
y montañas de dudas.
Me amordazaban. 
Me quemaban los labios.


¡Qué absurdo caminar
con los miedos a cuestas!
Tropezar y caerse. Saborear
el placer de levantarte y ¡Zas!
Te despeñas de nuevo.

- ¿Acaso no es eso vivir? - dirías.

La vida...
Ese  papel en blanco mil veces escrito
en el fondo de la papelera.
Ese ajedrez interminable.
Esa preciosa estrella fugaz que se dispersa
entre susurros de viento.
Un infinito caudal sin retorno.

Para soñarla me bastan las palabras.
¡Con qué poco se conforma esta alma
absurda en su consciencia!

Nacer para morir.
Tal vez hoy, mañana.

¿Y acaso no estuve muerta?
¿Condenada?

Y lo sabes.
Vencí, perdí.  Arriesgué.

Bailé fragmentos de un vals inacabado.
Peleé con tifones en medio de la jungla.

Sobreviví. Paradoja si lo piensas.
Cada vez más humana. Más inhumana.

Tú. Yo. La vida. 
Pasamos. En la letanía escucho
la melodía de un tango. Besos derramados
en el mantel del tiempo.Cuando yo era otra 
y no el espejo de lo que todos querían. 

Pesadumbre, angustia  y congoja. Desterradas.
La felicidad me esperaba a la vuelta de la esquina
sólo tenía que creer para abrazarla.

Sigo andando.
Viviendo trozos de papel en blanco.

Cada vez más humana. Más inhumana.