30 agosto 2011

Legítima Defensa

Una mariposa nunca está rota, 
sólo tiene que ser valiente...
 vivir sin violencia y contra ella.



Cobarde de sangre podrida
detrás de la puerta con saña golpeas...,
la escupes, la humillas.

¡Debiera tu madre mirarte!

Desearía...haber cerrado las piernas…

Monstruo: Honorable señor

embaucador de calle. Aterrada de miedo
como ella te mira… debiera la gente
mirarte.

Mentes acusadoras os invito al infierno

¡Entrad en su casa!
¿La ama? La agarra, la fuerza, la viola…
la insulta. Y sólo él ha tocado su carne.

Culpable víctima. Inocente verdugo.

Víctima inocente. Verdugo culpable.








¿Sabías que… a una mariposa libre le vuelven a crecer las alas?

4 comentarios:

  1. Hola, Maunela!
    Tu blog es una bonita casa para la poesía. Las que has colgado son muy intensas.
    Saludos!

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  2. Gracias Mabel. Encantada de que vengas a mi casa. Saludos.

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  3. Un texto con gran carga emocional. Me ha resultado interesante el que hayas conjugado una escena tan violenta con la delicadeza y fragilidad de una mariposa. Me gusta el cierre con ese toque esperanzador. Saludos, Manuela.

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  4. Saludos, un lujo que me leas y un placer tus palabras. Un abrazo!!!

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